Algunos coleccionistas persiguen encontrar
reflejado en cualquier objeto aquella imagen que en ellos despierta algún
interés especial. Pues bien, el motivo
del terrier típico escocés es uno de ellos.
En la actualidad podemos encontrar al perrito en cerámicas, elementos navideños de decoración, cinturones y
un largo etcétera. Sin embargo, su apogeo como objeto de colección fue sobre todo entre 1920 y 1950. Campañas publicitarias de Texaco y el whisky escocés Black and White (aquí podéis verlo) hicieron que se convirtiera
en icono de moda.
A todo esto se le suma el hecho de que numerosos
famosos como Humphrey Bogart, Shirley Temple y el presidente Roosevelt tuvieran
terriers: otra razón más para convertirlos en objetos de deseo.
Se han producido un gran número de elementos
adornados con perros escoceses siendo las lámparas de los años 30 y 40 los artículos
más preciados y valiosos. También son interesantes las obras de arte de la
artista Marguerite Kirmse. Son grabados altamente
valorados donde también es frecuente la presencia de los famosos terriers.
No podía dejar de lado la famosa historia sobre Bobby. Fue en el año 1858 en Edimburgo, cuando el dueño del famoso perrito falleció de tuberculosis y fue enterrado en el cementerio de Greyfriar. Pues bien, desde ese momento y durante catorce años, Bobby estuvo sobre su tumba "cuidando" de su amo. Edimburgo está plagada de perritos a modo de souvenirs.
Os dejo aquí foto de uno de ellos que he
tenido que traer de casa de mi madre. Y, aprovechando el post de hoy, doy la bienvenida a la cultura escocesa que se instalará en casa durante un tiempo.
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