En un intento de repartir un poquito de suerte a todos en los
tiempos que corren, hoy hablamos de trolls. Su creador dijo en una ocasión:
“Son tan feos que al mirarlos, no puedes dejar de reir. Y cuando uno ríe, la
suerte le persigue”. Y es por eso que la historia del danés inventor de estos personajillos merece
tener su huequito en este blog.
Thomas Dam, el creador de los trolls, empezó trabajando como panadero. Tras la Segunda Guerra Mundial, la fábrica que le suministraba la harina para que su negocio marchase cerró fue a la quiebra. Trabajó como leñador aunque siempre tuvo como distracción el tallar figuras en la madera. No teniendo más sustento que éste, un día su mujer le convenció para que vendiera esas figuritas en la vecina ciudad de Gjol, al norte de Dinamarca. El primer día que lo hizo vendió todo lo que llevó.
Pronto tuvo clientes también en Alborg, su ciudad. Allí
talló animales graciosos y caricaturas de hombres viejos y mujeres. Las ventas
crecieron y su popularidad llegó a ser mundial. Debido a este éxito, el
modelo de troll de madera cambió a un material plástico más barato, manejable
y que duraba más tiempo. Además con el empleo del caucho en lugar de la madera,
descubrió un medio de producir figuras mucho más rápido y que permitía
transmitir rasgos faciales más detallados.
La esposa de Dam y su hija le ayudaron a responder a la
demanda como pudieron pero no podían ser muy rápidas por lo que pronto se
comenzó la construcción de una fábrica, que sería conocida como Las Cosas de
Dam. En 1962 abrieron fábricas en Nueva Zelanda y Florida para atender
la demanda.
Como muchos sabéis los trolls son creaciones de piernas
arqueadas, barrigonas y con cara de arrugas. Tienen la cabeza ancha, las orejas
puntiagudas, y los brazos abiertos, con manos de cuatro dedos. Como
característica principal, destaca el pelo mohair teñido.
En torno a 1964 aparecieron decenas de imitadores e incluso
falsificadores, en su mayoría rusos. El logotipo DAM destaca como
sello de originalidad y calidad.
Desde 1970 los trolls de
Dam también pueden encontrarse como trolls Norfin. Son de buena calidad también, pero
su rostro tiene diferentes características respecto a los trolls originales.
En 1989, los trolls volvieron a estar de moda. Sin
embargo, sólo una pequeña fracción de las ventas que llegaron a ser de 2
mil millones de dólares entre los años 1991 y 1992, eran de trolls
oficiales de Dam. Son muchas las compañías que deben parte de su fortuna a la idea de
Thomas Dam. Una de ellas fue la compañía Russ, que inundó el mercado con trolls
baratos. Es muy fácil encontrar un troll Russ. Pero si tenéis uno e
intentáis venderlo, tendrá que ser a un precio barato porque los más cotizados
son los originales Dam o Norfin de mejor calidad y elaborados a mano.
Una ley en el año 1996 permitió a la Compañía Las Cosas
de Dam recuperar sus derechos de autor sobre los trolls.
En la actualidad, la nueva compañía, Troll Company Aps,
continúa enviando Trolls Dam alrededor del mundo.
Dejo aquí foto del
troll que hicieron para conmemorar el cincuenta aniversario.. No me negaréis
que son cada vez más cuquis..
Y ya para
despedirme y si queréis saber un poquito más sobre el mundo de los trolls de
Dam, no dejéis de visitar su página web.
Ah! y si queréis poner un poquito de suerte en vuestras
vidas, compraos un troll!! A Thomas Dam le funcionó!
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